Versículo Clave:
—Contestó Jesús: "¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos." - Lucas 11:46
Introducción:
Desde tiempos antiguos hasta el presente, han existido personas que aman a Dios de todo corazón y de esta manera se preocupan para que otros también puedan gozar de tan grande bendición. Sin embargo, también hay personas que, en vez de agradar a Dios mediante su gracia, lo que buscan es el favor y la alabanza de los hombres; Jesús llamó a este tipo de personas hipócritas y no solo eso, sino que Jesucristo mencionó un "¡Ay!" (expresión que sugiere gran lamento por venir debido a una conducta que desagrada a Dios en gran manera), ya que no solo querían agradar a otros mostrando sus "grandes" obras, sino que imponían cargas (mandamientos) a otras personas para que puedan participar de los beneficios religiosos.
I. Reglas Vs Mandamientos:
Es entendible que cada lugar tenga "las reglas de la casa", incluyendo a las iglesias. Esto se hace para garantizar orden y justicia de forma sana, con tal de que cada cual tenga el pleno disfrute del gozo que se de en un servicio (Hebreos 13:17, 1 Corintios 14:40). Ahora bien, establecer mandamientos que son engañosos, contrarios a los mandamientos de Dios y a la libertad que él nos dio mediante su gracia; que benefician solo a una persona o grupo a costa del sufrimiento o sacrificio ajeno es algo que está tipificado en la Biblia como algo que Dios aborrece (Proverbios 6:17, Lucas 11:46, Gálatas 5).
Hay mandamientos de hombres que se crean, por interpretación personal o experiencias personales, es decir, que si para mí algo no es conveniente, no significa que para otra persona no le convenga. Es importante mantener claro que todo lo que no está explicito en la Biblia sobre aquellas cosas que no están prohíbidas, no las podemos imponer como algo malo sobre otro hermano (Romanos 14:14, Tito 1:15). Un ejemplo es el dinero (Ver Estudio Bíblico #5), en sí mismo no es algo malo, sino el significado y el uso que se le da. Otro ejemplo es el entretenimiento, mientras para algunis es una pérdida de tiempo, para otro significa una manera sana de descansar la mente, para seguir adelante sin dejar la oración y la comunión con Dios.
II. Lo que debemos seguir:
Lo que debemos seguir es la Ley del Amor. Aquellas acciones que nos impulsen al bienestar y la armonía entre hermanos bajo la perfecta voluntad de Dios. Si tu hermano le es impuro algo, no hagas eso delante de él, para que así puedas cumplir la Ley del Amor (1 Corintios 8:13, Gálatas 5:14). Sigamos aquellas reglas y leyes que están para cumplir con el servicio y el pago que debamos (Romanos 13, 1 Pedro 2:13-14, Lucas 20:25).
III. Conclusión:
Debemos ser sumamente cuidadosos a lo que llamamos bueno y a lo que llamamos malo por igual. Imponer una carga y tropiezo a nuestro hermano, puede provocar un gran ¡Ay! en nosotros. Añadir a la Biblia, igualmente está mal que quitarle. No solo analicemonos a nosotros mismos, para ver que nos conviene y que no, según el propósito de Dios en nuestras vidas; sino que analicemos la conciencia de nuestro hermano para ver que aprovamos y que no delante de él. Sobre toda institución y norma humana, está la voluntad de Dios soberana, pero si algo es impuesto por parte de una institución humana que no vaya contrario a Dios y a la Ley del Amor, debemos seguirla.


